Por : Tony Pina
A los 18 años le gustaba escribir cartas a sus amigos, las que firmaba con el título de 'jefe del Ejército'; pero lo que más destacaba en su escritura era la caligrafía Palmer.
Sin embargo, Trujillo nunca pisó, en calidad de estudiante, una escuela normalista o secundaria.
Lawrence Bessaut, su biógrafo personal cuando se alzó con el poder, luego lo definió como 'arrogante, muy cuidadoso en el vestir y de modales ensayados".
Bessaut le preguntó en una ocasión que cuándo pensó en ser presidente de la República, y Trujillo le contestó: "Desde que empecé a pensar en algo, puedo decir desde que era un niño..."
¿Y cuándo se decidió ser presidente?, le replicó, a lo que respondió: "El mismo día que empecé a pensarlo".
Durante el gobierno de Alejandro Woss y Gil la estabilidad política de la nación dependía del capricho de los caudillos. Años atrás, en el camino a Güibia había sido asesinado el presidente Ramón Cáceres.
Trujillo no escondía su simpatía y admiración por los caudillos de armas.
A partir de entonces, los gobiernos su sucedían según la radicalidad de los bolos y coludos. Unos tras otros, el país tuvo cinco presidentes en menos de seis años; y en medio de ese caldo de cultivo, la cesación al cumplimiento de los pagos aduanales a Estados Unidos, se produjo la ocupación militar de 1916.
Trujillo soltó la 'mula' y dejó de ser guardacampestre del Ingenio Boca Chica, precisamente en el batey La Mula, próximo a San José de los LLanos, tras ser llamado a entrenamiento en la academia de las tropas interventoras.
Wiliam P. Burke, oficial de los marines, relata que siendo Trujillo segundo teniente en El Seibo solía decir "cuando yo sea presidente", a propósito de que alguien le solicitara alguna dádiva.
Su carrera militar pudo haber llegado a su fin en San José de los Llanos, durante la persecución del 'gavillero' Ramón Natera, cuando fue acusado de "despertarle", en un banco de la iglesia católica de esa población, la inocencia que llevaba entre las piernas la jovencita Isabel Guzmán, acción que, sin embargo, no fue condenada por el Juzgado de Primera Instancia de San Pedro de Macorís, que lo halló inocente " a pesar de todas las pruebas presentadas en su contra".
Trujillo salvaba así su carrera militar y la imagen de la ocupación militar se anotaba un tanto a su favor. Lo que fue después, el producto de esta sentencia aberrante, aunque esa ha sido siempre la justicia dominicana.
De visita en México, en el 2011, un anciano me abordó en una cafetería del DF al saber que yo era dominicanos, y me dijo: "En esa misma mesa que usted está sentado, se sentaba Johnny Abbes en compañía de sus matones, y casi siempre producto de esas reuniones se planificaba el asesinato de un exiliado dominicano".
Enseguida me mudé a otro asiento para ni de cerca estar junto a un asesino.