Por: Angélica
Taveras

La seguridad ciudadana es una de las debilidades de nuestro
país en el que cada día aumentan los atracos, asaltos, asesinatos, etcétera,
tanto en la parte civil como el involucramiento de los que se hacen llamar
protectores de la ciudadanía; han sido notable la participación, planificación
e idealización de los encargados del orden en hechos delictivos. Siendo así
esto nos hacemos la siguiente pregunta ¿Está corrompido el cuerpo del orden
armado?.
Será que los encargados de protegernos tienen que delinquir
para poder sobrevivir ya que los patéticos sueldos que se le paga no cubren el
costo de la canasta familiar, el pago de viviendas, educación de sus hijos
entre otros gastos; o la sociedad se ha
vuelto cómplice de ellos al contribuir con los chantajes y cobros de peajes a
los negocios, puntos de drogas, civiles etc., y/o los sobornos que hacen cada
infractor de las leyes, y que se hacen hábitos incontrolables por los
diferentes militares. Son tantas las interrogantes que se pueden especular y
aún seguimos buscando las respuestas del
origen del porque esta situación es una moneda de doble cara.
La preocupación es de que si el sistema nuestro no sirve ya
que existen las leyes pero no se cumplen, o más bien no existe para la clase
pobre ya que es quien se ve más afectada, porque para la clase pudiente de
nuestro país existe la exoneración de
cumplir sus delitos porque “Papeleta
mato a menudo “ Tu supiste……
Mientras, seguimos con la incógnita ¿de quién debemos
cuidarnos?, de los delincuentes reconocidos o los delincuentes tapados; es una
excelente pregunta que debemos hacérselas a las autoridades competentes, si
hasta hoy en día hemos observado que los delincuentes están mejor armados, equipados,
preparados y capacitados en comparación con nuestros policías.
Debemos ser más cautelosos y empoderados ya que no sabemos
hasta donde nos arroparan todos estos hechos lamentables en las que se nos
cegan la vida por un teléfono, venganza, dinero, drogas, prostitución,
sicariato, secuestros entre otros hechos. La seguridad ciudadana es una
preocupación de todos, pero las reglas deben ser equitativas.
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