Murió lentamente, desgarrándose en su agonía de muerte, gastándose en su débil anatomía, murió envuelto en trapos, murió desnutrido, cadavérico, murió muriéndose el 'General Larguito'.
Murió miserablemente el merenguero típico, y aún anoche no había asomado por la casa mortuoria, en El Ingenio, Santiago, la mano misericordiosa de alguna institución del gobierno.
Murió deshidratado, tísico, Tomás Santana de la Cruz, mejor conocido como “El General Larguito”, ¿y quién no muere en semejante estado de indigencia y de apatía de gente de un gobierno que burla de la gente?
(Tony Pina)
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