Por : Dalton Herrera
XverbalCamboya es un país ubicado en el continente asiático y es fronterizo con Vietnam, Laos y Tailandia. Su religión es el budismo y la población, cuya densidad supera los 15 millones de habitantes, está conformada por personas de distintas etnias que conviven de manera pacífica en ese lugar.
Actualmente la nación es una Monarquía Constitucional pero quien gobierna es el primer ministro Hun Sen, que lleva más de 30 años en el poder.
Sen es considerado por millones de camboyanos como un "libertador" de ese país; a pesar de encabezar, paradójicamente, un régimen antiguo y desgastado. Pero sobre todo, a pesar de haber pertenecido a uno de los movimientos más atroces e inhumanos de la historia, Los Jemeres Rojos.
Con el descrédito de Estados Unidos en Vietnam y el inminente triunfo del comunismo en ese país, Saloth Sar, mejor conocido como "Pol Pot", aprovechó en 1975 la oportunidad de marchar junto a sus jemeres sobre Non Phen, capital de Camboya, y derrocar al monarca de aquel entonces, Lon Nol, e implantar un sistema comunista de corte "maoísta", radicalmente agrario y antioccidental.
Aquel episodio dio paso a la ejecutoria de uno de los mayores genocidios del siglo XX.
Hombres, mujeres y niños; con pañoletas rojas sobre el cuello y AK 47 en las manos, por órdenes supremas del "iluminado" líder, Pol Pot, exterminaron en meses a toda la clase intelectual, religiosa y militar de la antigua sociedad de Camboya.
En tres días fue evacuada completamente la capital del país y toda la población urbana fue obligada a trabajos forzados en los campos de la muerte.
El mínimo gesto de incomodidad era premiado con cámaras de torturas y fusilamientos masivos sin distinción de edades o géneros.
El uniforme jemer era impuesto como única vestimenta camboyana, el gris completo con la clásica pañoleta roja en el cuello.
La hambruna era la fiel acompañante de los ciudadanos que, con gusanos en sus estómagos, veían las cosechas desfilar en sus narices mientras estas eran trasladadas a la nueva casta militar roja, y por supuesto, hacia los aposentos del <<Gran Pol Pot>>.
Hasta el sentimiento de amor tenía que ser reprimido porque el partido era el que sabía quien más te convenía como pareja, ya que el nuevo paraíso de la sociedad igualitaria debía separar a los puros de los enemigos internos.
En las escuelas de Camboya te enseñaban a odiar al vietnamita y al ruso, enemigos acérrimos de la Gigante China de Mao, quien era aliado de Occidente, y este a su vez, era adversario a muerte de los soviéticos, y así sucesivamente... (algo así como Chu Vásquez y Andrés Bautista siendo apoyados por Claudio Caamaño).
En 1975 Camboya tenía una población de 7 millones de habitantes. Para 1979, a la salida de los jemeres rojos del poder, tras la invasión de Vietnam y el ejército libertario del antiguo jemer y actualmente gobernante, Hun Sen; el país solo contaba con 5 millones de personas.
Alrededor de 2 millones de almas perecieron en menos de tres años.
Muchísimas víctimas de estos demonios del averno eran fotografiadas con códigos y letras y posteriormente fusiladas, y lanzadas a fosas comunes.
También muchos líderes de los jemeres rojos coleccionaban cráneos y huesos de las víctimas por clasificación de género y edad.
Y lo peor del caso, es que Pol Pot murió en 1998 de manera natural y sin ser juzgado legítimamente por un tribunal internacional por crímenes de lesa humanidad.
En 2007 fueron sentenciados a cadena perpetua algunos de los cabecillas del terrible genocidio pero la mayoria ya contaban con más de 80 años de edad.
Cada año en Camboya se conmemora la fecha en honor a las victimas de aquella tragedia inhumana y su primer ministro, Hun Sen, antiguo jemer rojo y quien decidió unirse a los vietnamitas para combatir a sus antiguos camaradas, condena categóricamente aquel oscuro episodio en que seres humanos se comportaron como bestias salvajes, arrastrados por un fanatismo frenético y un amargo resentimiento en contra de lo establecido.
