Por: Jeffri Mateo
1. Milagros Ortiz Bosch
Doña Milagros representa a la mujer de la vieja guardia política dominicana. Es la síntesis de la intelectualidad, la ética y la consecuencia partidaria. Sin embargo, su figura siempre cargó con el peso de ser la "reserva moral" de su partido, lo que en política puede ser un arma de doble filo: se le respeta profundamente, pero no necesariamente se le percibe como la opción ganadora en escenarios de poder real. Su derrota frente a Miguel Vargas fue más el reflejo de un PRD que se desmoronaba y se alejaba de su esencia, que una muestra de falta de capacidad personal.
2. Margarita Cedeño de Fernández
Margarita es el mejor ejemplo de cómo el marketing político y una estructura bien organizada pueden fabricar una figura pública. No obstante, también evidencia lo limitado de ese poder cuando la legitimidad no está sustentada en un liderazgo orgánico dentro del partido. Su ascenso fue meteórico, pero siempre dependiente de su entorno (Leonel Fernández y el PLD). Cuando le tocó jugar sola, la realidad política la golpeó con fuerza. Su derrota ante Abel Martínez demostró que la influencia y los recursos no siempre se traducen en dominio estructural ni en liderazgo político real.
3. Raquel Peña
La actual vicepresidenta es una mujer con un perfil técnico y gerencial envidiable y una excelente proyección en la opinión pública. Sin embargo, carece del "colmillo político" que solo da la experiencia acumulada en años de lucha en el terreno partidario. Hasta ahora, Raquel ha sido una figura complementaria en el gobierno, más que una líder natural del PRM o de la política dominicana. Su desafío es monumental si aspira a convertirse en la heredera del proyecto de Luis Abinader. Ni Milagros, con su historia, ni Margarita, con todo el aparato oficial a su favor, lograron dar ese salto. La gran pregunta es: ¿qué tiene Raquel que no tuvieron ellas? ¿O más bien, qué tiene el momento histórico que podría favorecerla?
4. Carolina Mejía, la excepción
Carolina rompe el molde. No solo es una mujer con apellido y linaje político, sino que ha sabido construir su propio espacio y liderazgo. Ganó la alcaldía de la capital —una de las plazas más difíciles del país— y se ha posicionado como la mujer con mayor proyección nacional. Su liderazgo es orgánico, mezcla lo nuevo y lo tradicional, y está llamada a ser la figura femenina más sólida del PRM y, quizás, de toda la política dominicana.
Reflexión Final
La política dominicana ha sido históricamente cruel con las figuras femeninas de proyección nacional en su camino hacia la candidatura presidencial. Ni Milagros ni Margarita lograron traspasar esa barrera. Raquel Peña se enfrenta ahora a ese mismo muro invisible. Su éxito dependerá de dos factores: la decisión de Luis Abinader y su capacidad de construir una estructura en tiempo récord. Mientras tanto, Carolina Mejía se perfila como la mujer con mayor potencial para revertir esa historia y marcar un antes y un después en la política dominicana.
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