Por:Ezequiel López*
El antagonismo entre Israel y Palestina tiene antecedentes históricos y políticos enmarañados. Estos acontecimientos surgen a inicios del siglo XX con el éxodo de los judíos a la región, mismo que se ha agudizado producto a las manifestaciones de territorios, religiosas y nacionalistas.
El 2 de noviembre 1917 en plena Primera Guerra Mundial el ministro de asuntos exteriores británico Arthur Balfour, le envió una carta a Leonel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía inglesa. Esta carta fue conocida como ‘’Declaración de Balfour’’ anunciaba el apoyo del gobierno británico a la creación de un hogar nacional judío en palestina. Con esta medida los británicos buscaban el apoyo de las comunidades hebrea, sobre todo, las de Estados Unidos de América (EE. UU).
En contra de los imperios centrales y muy especialmente contra el Imperio Otomano quien controlaban Palestina desde el siglo XVI.
La Declaración Balfour de 1917 y la creación del Estado de Israel en 1948 desempeñaron un papel crucial en este conflicto. Los reclamos sobre tierras, la ocupación israelí de Cisjordania y la Franja de Gaza, así como la lucha por el reconocimiento y la autodeterminación palestina, han contribuido a la superficie.
Estos acontecimientos históricos vuelven a llenar de preocupación a la comunidad internacional. El mundo hoy está observando con inquietud este desenlace y nos llama a reflexionar sobre la necesidad de encontrar una solución salomónica sobre esta crisis que ha cobrado innumerables vidas y ha generado un sufrimiento incalculable.
Jerusalén es el blanco de esta disputa, siendo un lugar sagrado tanto para judíos como para musulmanes y cristianos. La competencia por el control de esta ciudad y la situación en torno a la explanada de las Mezquitas es una fuente constante de conflicto.
La comunidad internacional debe desempeñar un papel significativo en la búsqueda de una solución. La mediación de terceros y los esfuerzos diplomáticos son cruciales para allanar el camino hacia la paz. El diálogo, la negociación y el respeto mutuo son fundamentales para resolver esta crisis.
Debemos entender que esta situación entre Israel y Palestina no será fácil de solucionar, pero no podemos ser indiferente ante el sufrimiento de seres humanos que no tienen la culpa de esto. El mundo debe unirse, la paz es posible, y debemos alcanzarla.
*Abogado, Político y Precandidato a Regidor
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