Por: Osvaldo Rodriquez Suncar
El anuncio del presidente electo Luis Abinader respecto a que mantendrá en el puesto al gobernador del Banco Central del actual gobierno, Lic. Héctor Valdez Albizu, envía dos mensajes:
1.- Que a su juicio, en el actual gobierno ha habido un buen manejo de la macroeconomía.
2.- Que aparentemente no será el suyo un gobierno mezquino, en el cual no se reconozcan los méritos de aquellos funcionarios y empleados públicos de la actual administración del Estado que hayan realizado una buena labor, por lo cual no habrá retaliación política en los puestos, por asuntos de preferencia partidaria. Aunque justo es reconocer que Valdez Albizu es un tecnócrata, quien ha servido a los gobiernos de tres presidentes: Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y Danilo Medina. Por lo cual, Abinader será el cuarto mandatario en cuyo gobierno sirve como gobernador del Banco Central.
Lógicamente, el presidente Abinader irá a gobernar con su equipo de trabajo y, por tanto, sin importar si hicieron o no un buen trabajo, habrá muchos servidores públicos -la gran mayoría de aquellos con puestos de elevada categoría remunerativa y responsabilidad- quienes serán removidos de sus cargos, y sustituidos por los hombres que el próximo mandatario de la nación considere son afines a sus intenciones y propósitos.
Hasta ahora así ha sido, conocidos los casos de los anunciados por Abinader como los funcionarios de su gobierno, a excepción de Valdez Albizu.
Solo esperamos que esas remociones sean en la menor cuantía
posible entre pobres servidores del Estado, que hayan estado haciendo una buena labor en sus posiciones, con suelditos de miseria o cercano a eso y que el "no llegarán a 100 mil" los despidos, según Ramón Alburquerque, no sea la actitud del gobernante. Porque si la actitud es esta, entonces, no habrá cambio. Y la mayoría votó por un cambio, creyendo en la promesa en tal sentido del hoy presidente electo.
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