Por:Noel De La Rosa
La mente aplicó su plan de fuga y le salió perfecto, un mal día la luz de la memoria dejó de alumbrar al pasado y solo brillaba para el presente.
El presente se perdía en el pasado, cada minuto lo olvidaba todo, menos su nombre. El resplandor de su gran amor seguía ahí, intenso, pero sin rostro ni cuerpo, la atacaba por momentos, como un relámpago entre las nubes de un día listo para llover.
Lo amó a su trece años, cuando el contaba treinta y seis, edad en la que debía amar a sus muñecas, edad en donde el amor erótico con adultos es delito.
Su vientre le sirvió de cuna en cinco ocasiones, como una especie de huerto, tres claveles y tres rosas.
Hoy se marchó en silencio, sin permiso, a cumplir un contrato infinito con Dios. Ella no vió su cuerpo inerte, sin alma, sin aliento ni calor.
Ella sabe que amó profundamente alguien, pero no recuerda a quien. Él murió y ella ni lo sabe..
Noel De La Rosa
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