Algunos consejos útiles para ayudar a tu hijo a dejar de chuparse el dedo
Hablar con él con una explicación sencilla y
que sea acorde a su edad. Hay que encontrar un momento que sea adecuado en
el que el pequeño esté tranquilo. Las situaciones que suponen grandes
cambios en la corta vida del niño, como el inicio del curso escolar o
la llegada de un
hermanito, no son los más propicios.
Sistema de recompensas: es un sistema sencillo
que puede dar grandes resultados. Se fijan pequeños objetivos diarios o
semanales, a corto plazo, que merecen una recompensa si son conseguidos
(una pegatina, un pequeño juguete…).
Progresivamente se puede ir
aumentando el nivel de exigencia, consiguiendo que tu hijo se sienta
orgulloso y satisfecho de alcanzar sus objetivos. Así se consigue cambiar
la conducta y mejorar la autoestima.
Terapia de distracción: muchas veces los niños se
chupan el dedo cuando están cansados o aburridos, por lo que encontrar
maneras alternativas de que se distraiga y olvide por
unos minutos su hábito, puede hacer que poco a poco desaparezca.
Terapia de la sustitución: si se chupa el dedo
porque tiene sueño o porque le cuesta conciliarlo, se puede introducir la
figura de un muñeco o peluche que le acompañe y sea su nuevo compañero de
juegos.
Los métodos clásicos caseros, como poner
sustancias amargas en el dedo, cintas, guantes, etcétera, pueden
utilizarse si el niño está de acuerdo. En la mayoría de los casos, sin
embargo, lo interpretarán como un castigo, lo
que aumentará su miedo y reforzará su conducta (incluso chupándose el dedo
de la otra mano).
Cuando el problema de chuparse el dedo
persiste más allá de los 5 años es recomendable consultar con el pediatra o con
el psicólogo infantil, que considerarán derivarlo al logopeda y al
odontopediatra si la situación lo requiere.
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