lunes, 7 de agosto de 2017

Plan integral contra la pobreza energética

La pobreza es la situación socioeconómica por la cual la población no puede acceder o disponer de los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades físicas o psíquicas básicas. Entre sus manifestaciones se incluyen el hambre, la malnutrición, el acceso limitado a la educación o a otros servicios básicos, como la luz, el gas o el agua. Esta última vertiente es lo que llamamos “pobreza energética”.
Según el III Estudio de pobreza energética de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), 5,1 millones de personas en España, el 11% de los hogares, son incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno. ¿Y quién empuja para que ese lastre vaya pesando cada vez menos en la sociedad? Gas Natural Fenosa ha sentido la alarma y ha tomado la iniciativa. La compañía ha lanzado recientemente un Plan de Vulnerabilidad que tiene una doble vertiente social y económica. Con una inversión de 4,5 millones de euros anuales, la empresa impulsa más de 20 medidas para paliar los efectos de la pobreza energética.
Más allá de las medidas que ya está aplicando la empresa, es destacable el enfoque en la búsqueda de soluciones. En lugar de atacar la consecuencia, la empresa actúa sobre el origen del problema, tratando de anticiparse para evitar nuevos casos a futuro. A estos tipos de planteamientos costosos, valientes, y comprometidos a largo plazo, no está la sociedad muy acostumbrada. La eficacia, obviamente, es mucho mayor que la de un parche.
En este proyecto, la Fundación Gas Natural Fenosa tiene un papel clave. Esta entidad ha reorientado su actividad para dar un mayor peso a todas las iniciativas sociales, especialmente las dirigidas a paliar la vulnerabilidad energética.
El primer paso para evitar una situación de vulnerabilidad, como para casi todo, es la educación. La Fundación Gas Natural Fenosa ha creado con esta idea la Escuela de Energía Social, para asesorar e impartir formación a los trabajadores de las entidades del Tercer Sector y de los servicios sociales en temas de eficiencia energética. Esto garantizará que cuando alguno de ellos entre en contacto con un hogar en situación de vulnerabilidad, aporte las soluciones prácticas más convenientes, además de extender la cultura del ahorro y la eficiencia energética correspondientes.
Sensibilizar a todos los agentes sociales sobre los hábitos para el ahorro y la eficiencia energéticos en los hogares es fundamental. El 70% de la energía en una vivienda se pierde por la fachada o la cubierta, que dejan escapar el frío y el calor. Para combatirlo, la Fundación también impulsa un plan de rehabilitación de viviendas de colectivos vulnerables para que con la mínima inversión, puedan reducir al máximo su consumo energético.
Asimismo, la entidad ha puesto en marcha un programa de voluntariado corporativo, con la participación de empleados de la compañía, que destinan parte de su tiempo a ayudar desinteresadamente a personas en situación de vulnerabilidad.
Fuente: El Mundo 

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