domingo, 11 de junio de 2017
¿A quién queremos?
El amor al prójimo es una de las metas del cristianismo, inculcar en sus seguidores ese sentimiento de ayuda hacia los demás. Pero, ¿Quién es el prójimo? Creo que nos estamos confundiendo en el término.
Estando yo entrando al Metro de Santo Domingo después de 12 días a puro suero de hidratación y metronidazol en infusión, tomo la escalera eléctrica dejó detrás un señor de aproximadamente 70 y pico de años. El cual alcance a oír que le decía a una joven "Por favor puedes ayudarme a bajar". Ella se retiró su celular inteligente de la oreja respondiendo " Ahí está la escalera normal, baje por ella".
Media aturdida por la convalecencia no escuche más si oí, cuando mi cerebro pudo descodificar aquel mensaje estaba yo en la fila, mirando inmóvil aquel abuelito el cual venia cargado y daba la impresión de que podía caer en cualquier instante. Me cuestionaba ¿Dónde estaba su familia?. Que dejaban que el anduviera solo.
Me volteo y le digo a otro señor cincuentón,lo que había ocurrido con la joven y el anciano. El corrió hacia las escaleras tradicionales y lo socorrio,primero bajó los bultos y el saco ,para después llevar al Don hasta la casilla de boleteria. Cuando regresó me dijo "Ya joven". Sentí tanta gratitud.
Cuando el samaritano regresó, le di las gracias por hacer lo que mi cuerpo enfermo no pudo hacer, les confieso que llore (aunque Mami dice que tengo la lágrima siempre lista).Sí. Al ver que el amor existe en quienes lo aceptan en su vida como baluarte. Aunque también comprendí la carencia de solidaridad. En que no nos vemos en los espejos de los demás. Nos creemos que siempre seremos jóvenes llenos de vida y energía.
Simplemente nos queremos llevar el mundo por delante, siendo egoistas. ¿Qué le costaba a esa chica sacar par de minutos de su tiempo para bajar a quien le pidió ayuda?.Pero para amar hay que sentirlo. No estamos queriendo a nadie. Todo es el interés perse. En los beneficios que me brinda tu amor, tu amistad, el trabajo, etc.
El prójimo se quedó plasmado en el sermón de Jesús. Nadie quiere a nadie. Peor aún no se quieren ni a si mismo. Los códigos se han borrado y solo queda la desolación en un mundo donde cada día el canabalismo se adueña del alma de las personas.
La sociedad está fundada en otros asuntos,menos en valores que la hagan más fuerte. Cuando la solidaridad y el amor no existen no podemos pedir progreso y bienestar.
Cada quien tiene su historia,tu decides si el amor será la esencia de la misma. Solo preguntante ¿A quién queremos?
América Pérez
Pensadora Libre
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