Es deprimente el rumbo actual que lleva la "celula madre o piedra angular" de las sociedades,donde han dejado de ser ese refugio de amor y creación de valores, para convertirse en nidos vacios. No hay hijos para padres, ni padres para hijos, como reza una salsa famosa. La descomposición es evidente.
Ni los estados, ni las escuelas, ni los clubes e iglesias fomentan el vínculo familiar, y nada que decir del papel de los medios de comunicación dónde su programaciones no se encuentran dirigidas al sector más importante que conforman las comunidades.
¿Quién no anhela la tradición de comer juntos a la mesa o ver televisión? Hoy en día aunque compartamos el pan cada quien tiene un aparato electrónico en sus manos. Nos alejamos viviendo en el mismo techo. Lamentable. Las ocupaciones nos alejan de los seres queridos, al grado de inventarnos el cliché "Tiempo de calidad". Ofrezcome,valgame Dios.
Las buenas costumbres han sido desplazadas por el individualismo,el egoísmo y la búsqueda constante de recursos. Volvamos a los brazos cálidos de papi y mami, a las peleas tontas con los hermanos dónde al rato todo ha quedado en el pasado, a los consejos de los abuelos con sus canas y su amor infinito, a la complicidad de los primos y el apoyo de los tios.
Que cuando hablemos del término "familia" no sean líneas frías y muertas,sino acciones que repercutan desde adentro del seno familiar del cual nos sentimos orgullosos de pertenecer hacia la sociedad que tanto lo necesita.Demos amor.
Es tiempo de trabajar con los nuestros, con aquellos que llevan nuestra sangre,porque de que vale salir a buscar una oveja pérdida,cuando el rebaño tuyo no tiene norte ni sur.
Pongamos a Dios como guía de nuestra casa. Amemos hasta que duela,porque sino duele amigos NO es Amor.
La Redacción
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