Limpiar nuestros oídos implica que queramos eliminar el cerumen, pero lo cierto es que esta es una secreción natural que cumple una función muy importante.

La especialista indicó que la mayor parte del tiempo, nuestros canales auditivos se limpian a sí mismos.
Señaló que cuando hablamos o masticamos, movemos nuestras mandíbulas lo que produce que la cera se mueva lentamente desde el tímpano hasta el orificio del oído, donde usualmente se secan y caen.
Weston señaló que en el caso de se produzca cerumen en exceso, puede causar dolor o la pérdida de la audición y es mejor acudir al médico.
Fuente:RRP
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