viernes, 7 de octubre de 2016

Como yo lo veo: Hablemos de respeto - I


El respeto es un sentimiento positivo que se refiere a la acción de respetar; es equivalente a tener veneración, aprecio y reconocimiento por una persona o cosa. Como tal, la palabra proviene del latín respectus, que traduce ‘atención’, ‘consideración’, y originalmente significaba ‘mirar de nuevo’, de allí que algo que merezca una segunda mirada sea algo digno de respeto. 


En tiempos pasados se mostraba este valor humano de forma transversal, es decir en todos los sentidos, de abajo hacia arriba y viceversa. No solo los niños veían en los adultos un ser digno de respetar, sino que ellos también lo hacían hacia sus iguales. Hoy en día las cosas han cambiado. Nadie respeta a nadie. Es una lucha constante que implica en la mayoría de los casos ,resentimientos y frustraciones de quienes no se aprecian a si mismo. 

En el plano laboral, educativo, de afectos familiar y de parejas, vemos como crece el irrespeto que comienza con elementos sencillos, los cuales de van sumando hasta llegar a las palabras fueran de tono o peor aun en violencia física. Existen variables determinantes para no apreciar o reconocer a otra persona, siendo las más influyentes: La mezquindad,falta de amor propio,grado de superioridad e inferioridad. Esas  no nos permite avanzar al puerto del bienestar, como entes llenos de luz dotada por un creador respetuoso, sino fíjense que el (Dios) no altera en la naturaleza el orden de nada, el sol sale por el mismo lado,las estaciones en las mismas fechas,el ciclo del agua, etc.

Por citar ejemplos, tomó el Metro todos los días para ir a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, siempre observó todo porque de las vivencias me gusta escribir mis artículos, considero que hacen empatia con los lectores, porque ninguna experiencia es única en el mundo, he podido contactar la falta de respeto de las personas, al no ceder el asiento a quienes realmente lo necesitan, tiene un seguridad que pedirlo dos o tres veces, y que escribir de las salidas y las entradas a los vagones, los cristianos fanáticos que predican enunciando el infierno. ¿Dígame usted sin eso es respeto?.

Otro caso es lo que se vive en las redes sociales siendo esto plataforma para difundir celos,odios,insultos,etc. sin mirar que son canales públicos de acceso a todos y que se puede afectar la moral de un ser humano, que bien o mal tiene aciertos y desaciertos. Y que decir en los medios de comunicación masivos con sus publicaciones que llaman al morbo e impulsan a la no veneración de las buenas costumbres.  

Los hogares son el semillero de la falta de consideración, donde los cabecillas no se prestan atención, mucho menos a sus hijos que aprenden en la cotidianidad que el amor al prójimo es un mito que escribió Moisés el de los Diez Mandamientos (No el de la novela con la mezcla de la realidad con la ficción ) bajo inspiración divina. 

En un periódico hace una semana más o menos, leí que una estudiante agredió una maestra, por cuánto uno de nosotros, de nuestra generación se atrevía a hacer una cosa semejante,es que vivimos en la cultura de la grandeza, de ser dioses del poder y analfabetas del querer. Los lugares de trabajo no son la excepción de esta regla del respeto, se convierte en ring de pelea donde no se sabe cual es el rol de cada empleado, bien es cierto que los jefes no pueden abusar del poder de coordinar, sin embargo, los coordinados se deben encaminar a reconocer su papel. 

El respeto comienza desde la concepción donde tanto mamá y papá hacen sentir a la criatura un ser digno de admirar, se apreciar, de reconocer, de valorar, de prestar atención, pero sobretodo de amar. Al que irrespeta le hace falta mucho amor en su corazón, aprendamos a ponernos en el zapato del otro. El Respeto no se gana, se da. Ingrato es quien no valora. 
Por: América Perez
Pensadora Libre




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