jueves, 17 de marzo de 2016

Comentario Digital : En memoria de Orlando Martinez


Orlando Martínez fue asesinado en Santo Domingo el 17 de marzo de 1975. Los sectores cavernarios aliados al gobierno de entonces no soportaron la contundencia de sus denuncias y menos la coherencia de sus posiciones. 



El 15 de febrero de 1974, encabeza con el título “Tres vampiros en acción” su artículo del día: los tres vampiros eran: Drácula Gulf And Western, Barnabás ALcoa y Blácula Falconbridge. El 18 y el 19 de febrero siguientes, escribiría en respuesta a Carlos Morales Troncoso (saqueador del erario y privilegiado servidor del capital fallecido en el año 2014), quien calificó como falaz la denuncia y le dirigió además una insultante carta.



“¿Será el tratamiento Guido Gil lo que me ofrece el ingeniero?”, dice Orlando el 18 de febrero, y el 19 presenta cifras y documentos para demostrar que la Gulf actuaba fuera de las leyes.



Cuando la sangre de Orlando Martínez se derramó en una calle de la zona universitaria en la ciudad de Santo Domingo, se hizo notorio que hubo un crimen de Estado. 25 años después fueron condenados los ejecutores materiales, pero la impunidad ha protegido a la alta dirección militar del momento (Ramón Emilio Jiménez Reyes y Enrique Pérez y Pérez, por ejemplo, viven sin ser perseguidos su actual ancianidad.



La responsabilidad del déspota Joaquín Balaguer, a pesar de la infamante página en blanco dejada en sus memorias (editadas bajo el título Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo) y de que fue jefe y líder indiscutible de la canalla política del momento, no ha sido discutida de manera institucional.

Como en Colombia, como en Honduras, como en la Guatemala de hoy, donde se registran numerosos asesinatos de activistas por los derechos humanos y por el medio ambiente, hay niveles de impunidad garantizados a quienes controlan las fuentes de recursos y a los dirigentes del sistema.



En Guatemala, el año pasado fue asesinado el joven Rigoberto Lima Choc, activo militante contra la contaminación que ocasiona en el río La Pasión, de la comunidad de Sayaxché, una empresa productora de aceite de palma.



¿Quién “compra” el calificativo de aislados para hechos que forman una larga lista y que se evidencian como tareas del sicariato uniformado o con ropa informal?



En homenaje a Orlando, en su memoria, es preciso denunciar la violencia de la ultraderecha que hoy intenta profundizar sus garras en esta América Latina… La denuncia responsable puede resultar costosa, pero es imprescindible.

por: Liliam Oviedo

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