Por:Tony Raful
Es importante para el
debate y elevación de la cultura política, establecer los elementos que
tipificaron hasta ahora, la política de alianzas de partidos políticos en los
procesos electorales y políticos, en el
tramo democrático iniciado a raíz del ajusticiamiento del tirano Trujillo en
1961. Habiendo sido el Partido
Revolucionario Dominicano, la organización principal del accionar político
social del país, se torna imperioso analizar las alianzas de este partido con otras fuerzas, como única vía de
ilustrar y comprender la naturaleza de las mismas y sus consecuencias.
En las elecciones del 20 de diciembre de
1962, el PRD que postuló al profesor Juan Bosch
a la Presidencia de la República, concurrió aliado a los partidos,
Vanguardia Revolucionaria Dominicana y el Partido Nacional. En ambos casos se
trató de partidos pequeños que se adhirieron a la candidatura de Bosch, ante su
pujanza y evidente aprobación mayoritaria de las masas en ese torneo, ya que la
lucha electoral estuvo polarizada entre el PRD y la Unión Cívica Nacional.
En la lucha por la restitución de Bosch,
derrocado a los siete meses de su ejemplar y ética administración de Gobierno,
el PRD concertó una alianza con el Partido Revolucionario Social Cristiano, que se llamó el “Pacto de Río Piedras”, en
Puerto Rico, donde Bosch estaba exilado. Este “Pacto” suscrito el 30 de enero
de 1965 estableció la unidad de las dos organizaciones, el PRD y el PRSC, para
luchar por el retorno de Bosch y de la constitucionalidad. En este nuevo caso,
el PRD era la organización fuerte, y el PRSC, débil cuantitativamente, aunque
influyente en sectores importantes del
país.
Durante la Revolución
de Abril de 1965, el gobierno de Caamaño produjo una alianza coyuntural, en los
hechos, del PRD, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, y el Partido
Revolucionario Social Cristiano. Estos tres partidos fueron los que tuvieron
representación en ese Gobierno, a nivel de consulta y participación oficial. En
la defensa de la Patria, organizaciones revolucionarias de izquierda, como el
Movimiento Popular Dominicano y el Partido Socialista Popular, jugaron un papel
destacado.
El PRD fue el partido fundamental de la
Guerra de Abril, el gabinete de Caamaño, escogido por Bosch, estaba integrado
por perredeístas casi en su totalidad,
por lo que el PRD concertó la unidad en los hechos, sobre la base de su fuerza
mayoritaria, hasta el grado de que le tocó al gran José Francisco Peña Gómez,
ponerle fin al conflicto de abril, con su trascendental intervención en el
gobierno constitucionalista, donde planteó la necesidad de aceptar la propuesta de la OEA, del
gobierno provisional de Héctor García Godoy para procurar una salida política
al estancamiento de la guerra, a pesar de que, ni el 14 de Junio, ni el PRSC,
ni Caamaño estuvieron de acuerdo.
En el
año de 1974, cuando el “Acuerdo de Santiago” desafió el terror en campos y
ciudades, el PRD postuló como candidato vicepresidencial, al general Wessin y
Wessin, quien había sido el adversario más importante de la Revolución de Abril.
Esa alianza táctica, con la finalidad de sacar del poder al doctor Balaguer, se
dio sobre la base de aceptar al PRD como la fuerza dirigente del proceso, jamás
como sector endeble o subordinado.
En 1978, el PRD derrotó al “invencible” doctor
Balaguer, unido al partido, Alianza
Social Demócrata, partido pequeño pero que sirvió para sumar miles de votos a
la candidatura del PRD y evadir la represión oficialista de la compra de votos.
De nuevo el PRD como fuerza dirigente en la alianza electoral.
En 1990, con el PRD dividido entre el sector
liderado por Peña Gómez y el sector de Jacobo Majluta, y ante la necesidad de
impedir la reelección de Balaguer, tanto Peña como Majluta, le propusieron al
PLD, su respaldo electoral, pura y simple, sin candidaturas ni canonjías, a
cambio de iniciar un proceso político de
cambios sociales. El PRD, en sus dos facciones, en caso de aceptar Bosch, no
habría quedado subordinado al PLD, ni el
PLD asumía ningún tipo de compromiso con Peña ni con Majluta.
Habría sido la materialización de la unidad
desde abajo, contra la corruptela y el continuismo. Un auténtico acto de
patriotismo. Esa es la diferencia fundamental con las alianzas del presente,
que se ejecutan desde arriba, para reelegir a los que están arriba, ajenos esencialmente al PLD de finales de los años 80 del siglo
pasado. Luego, bajo el “Acuerdo de Santo Domingo”, el doctor Peña Gómez
concertó una alianza con varios partidos en 1994 y 1996, incluso produjo una
alianza con el sector disidente del Partido Reformista, encabezado por el Lic.
Fernando Álvarez Bogaert, pero siempre subordinado este sector, a la hegemonía
del PRD, nunca la inversa.
El PRD nunca había pactado en inferioridad de
condiciones frente a ninguna organización política de oposición o de poder. Es
importante esclarecer este hecho, por algunas confusiones creadas con el pacto
del PRD con el PLD. Esta alianza se produce desde la más extrema debilidad política, que jamás
tuvo el PRD y desde la mayor concentración de poder legal, político y social
que jamás tuvo gobierno alguno, a excepción de la dictadura de Trujillo. Los
resultados y consecuencias históricas están por verse. No hay que
desesperarse.
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