El presidente de la República Dominicana baja de nivel, de categoría, y, por ende, nos reduce a la República Dominicana como nación cuando se reúne con vainas como el Sweett Micky. Porque, bien, si se reúne con el que manda en Haití, el gobernador Bill Clinton, el que ordenó varias veces invadir a ese pueblo, pues, tal vez exista la posibilidad de acuerdo alguno.
Hasta el momento, considero prudente la estrategia de dejar que el Sweet Micky y sus aliados hagan lo que les dé la gana, que irrespeten, que veden productos, que nos denigren (sabemos defendernos), que mientras tanto, lucharemos por nuestro país, que es lo que le falta a ellos.
Pero reunirse con quien no acata los acuerdos como el bailarín pantalla, (quien viola el protocolo de repatriación firmado por ambos países en 1999, viola los acuerdos bilaterales y, como si fuera poco, desacredita nuestro país), dizque para hacer acuerdos que nunca serán respetados, eso es ponerse de mojiganga y ponernos por el suelo como nación que intenta avanzar.
Claro, es evidente que esa reunión se realiza por imposición de los USA a través de los empresarios turísticos, por imposición de los Vicini, y otras hiervas quienes en vez de agua absorben sangre de obreros inmigrantes ilegales para convertirla en dinero; cuan vende patria y defensores de los cheles aunque sean ajenos. Definitivamente, que son capaces de beberse la sangre de un tuberculoso.
Cuando veo esa primera plana que anuncia reunión de nuestro presidente con Martelly, eso me da ganas de llorar y me reafirma que la solución migratoria en este nuestro querido país está en manos de cada dominicano que ama su patria, en manos de la real sociedad civil que no vende su patria por cheles.
Fuente: Marina Aybar
Periodista
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