Adiós jamás, hasta pronto

Por: América Pérez
Pensadora Libre

Primera vez que me siento en mi computadora con deseos de escribir pero las ideas no fluyen, no salen las palabras como brote de agua en manantial, murió el Chey , si les digo el nombre con el cual fue declarado por sus padres, tal vez ni se imaginan de quien les hablo(José Armando Pérez).

El sábado pasado en la noche, cansada de este sistema energético(que no me dejo lavar) decido salir un poco, sentada con mis amigos recibo la llamada de la dirigente Erika Lopez , quien con voz afligida me dice que me comunique con Rafael Garcia que el Chey había muerto.  

Con el alma fría, me alejo de la música. Marco una, dos, tres...Pensé : Es que debe estar dormido Rafael. Le tiro al otro numero y nada de nada. Luego entra la llamada de Garcia, le informo de la situación. 

En los grupos de Whatsaap doy la mala noticia de la perdida de un joven que luchaba por cada dia ser mejor en lo que hacia pero sobretodo le apasionaba como lo era su Carnaval. Sonreía cada vez que uno de los medios locales reseñaban que era el mejor a pesar de su corta trayectoria en ejecución.

Se había ido Chey para siempre, con asuntos que para el eran más principales que su propia vida, un ser que buscaba la felicidad en los redoblantes y los Ali Baba, que no sentía tener competencia más que la misma suya. 

Admitir que fue terco e ignorante, porque la única forma de amar a la cultura debió estar en amarse a si mismo primero, pero no hace falta que diga esto , ya que siempre se lo dije a el. Ayer mientras veía su velorio y entierro, me sorprendió que la "Prensa local"no estuviese presente como en otros casos donde mueren políticos o familiares de los políticos,faltó ver a quienes se pintan de comunitarios, aunque entiendo el porque no fueron eso NO representa votos, pero si es un estado de humanidad. En materia de juventud muy pocos lideres jóvenes asistieron, pero si recuerdo verlos en sus redes sociales en los Carnaval que el hacía , motivo para beber y figurear. 

Al estar allí junto a quien la vida me dio la oportunidad de conocer, querer y pelear comprendí que aunque tuviera una boca de diablo poseía un corazón de Dios, bastaba ver a esa niñas bailando frente al ataúd y todo un barrio velar con alegría un hijo propio. Con ironía le dije a una de los que registraron el nombre del Carnaval, siendo esto una estocada mortal para Chey, que ojala a ellos el carnaval no los lleve a la tumba, dicho hecho lo lleno de impotencia y dolor, una vil traición.

Sus últimos días debieron ser difícil para una persona acostumbrada a valerse por si misma, que le gustaba el medio como a todo joven, su entierro fue un carnaval de llanto y música donde solo faltó el Rey, que ya se había ido al más allá. 

Adiós jamás , hasta pronto Chey...