Por: Fernando Peña
Hoy asistimos, vemos políticos sólo motivados por el poder y el dinero, empresarios que basan su riqueza en negocios turbios, preocupados por el lifting y el personal trainer, que no les importa nada ni nadie...
Décadas atrás se reivindicaban la disciplina, la razón, el esfuerzo -que las instituciones grababan en ellas- como parte de sus logros… Se podría decir que, tendencialmente, estos rasgos organizaban la visión del mundo.
Hoy vivimos la devaluación de la política como instrumento de cambio.








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