Por: Tony Pina
Los celos son la génesis causales de la problemática. Pero, ¿qué son los celos sino el mismo despecho? José Alfredo Jiménez, que no halló nunca el camino a la escuela y, sin embargo, fue el más grande de los cantantes de desamor de México, de esos que cantan mariachis, nunca compuso una canción de amor, pero a él nunca se le ocurrió pensar siquiera en matar a ninguna de sus mujeres.
Es más, se inventaba pleitos, conflictos pasionales, para entonces inspirarse y cantar, por ejemplo, "me cansé de llorarle, pero ella no quiso...". ¡Oigan qué lindo! Así mismo hago yo, o hacía porque ya ni me gustan los tragos y prefiero mejor el vino; y en vez de pelear me cogía con abrazarla ¡Miren qué vaina!.
Por eso admiro muchísimo a Ana Gabriel, siempre cantando con despecho, pero sin amagar siquiera al pretendido con una rosa. A mí, nacido y criado en una sociedad machista, me gusta el despecho, sentirme no querido, para entonces "amargarme" pero sin agredir ni enojarme con nadie, sino para oír esas canciones donde el hombre y la mujer se inspiran en una relación ficticia de amor y desamor.
Raffo, el bachatero de quien escribí en el periódico El Caribe el más extenso trabajo sobre su vida que se haya publicado, el cual también publicaré en mi próximo libro, era un cargador de sacos de café y de sal en el puerto de su natal Barahona, y para mí fue la más alta expresión de ese género hasta que llegó la época de los bachateros de ahora.
Siempre lo oía con "¡Que no me hablen de ella, que me dejen en paz, en paz!", y yo me reía, me reía muchísimo, porque este pobre diablo murió suicidándose, tirándose un domingo del puente Duarte.
Oh! ¿y por qué tengo yo que matar a una maldita que no me quiso, o que ya no me quiere? Y estos diablos dominicanos, más hombres que el más de los machistas, ya llevan alrededor de 70 mujeres muertas en lo que va de año por alegados "motivos pasionales".
¿Y quién nos ha dicho a los hombres que las mujeres son de los hombres? O, ¿no oyeron un merengue que decía que las mujeres no son de nadie, que si se sueltan que no las aten con soga, sino con cadenas?Cuando las mujeres dicen no, es igual a cuando dicen sí. Si a usted le dicen no, suéltela, porque ni con cadenas podrá amarrarla..
