Sí, de hecho los investigadores usan un “catéter rectal”. Se introduce una especie de tubo por el recto para determinar el volumen del gas que es producido durante el sagrado acto de tirarse un pedo.
5. La velocidad de los pedos
Los pedos salen de nuestro trasero y llegan al mundo a una velocidad de 10 pies por segundo, algo así como menos de siete millas por hora.
6. ¿De dónde sale ese olor?
La verdad debe ser dicha, solo el 1% del gas no tiene olor. La culpa principal es del sulfuro de hidrógeno, el cual genera ese olor rancio a huevos podridos que hacen de los pedos la pesadilla de las fosas nasales de todo el mundo.
7. Los pedos de las mujeres huelen peor que los de los hombres
Hay cierta raza de hombres que creen que tirarse pedos frente a los demás es gracioso, y para ser justos, las mujeres pareciera que no se sienten atraídas a esas muestras de sadismo. Pero antes de autodenominarse todo poderosos, los hombres deben darse cuenta que los pedos e las mujeres tienen mayor concentración de sulfuro de hidrógeno que los hombres, por lo que son más olorosas que ellos.
8. Un pedo con cualquier otro nombre será igual de fétido
La palabra “pedo” es considerada vulgar y-el hecho de tirarse pedos en si mismo- no son recomendados para ser utilizados en compañía por educación. El sustantivo a utilizar es “flato”, a pesar que lo usemos para otro tipo de liberación de gas. “Pedo” fue acuñada en 1632 y se define como “Ventosidad que se expele del vientre por el ano”. No hay seguridad de dónde viene esa “ventosidad”, porque nunca una ventosidad nos hizo querer vomitar.
9. Tirándonos pedos desde la antigüedad
El emperador romano Claudius declaró que “todos los ciudadanos romanos tendrán permitido pasar el gas cuando sea necesario”, lo que es una variación antigua de la máxima moderna, “Dónde quieras, deja que el viento fluya libremente”. Se dice que en la antigüedad los japoneses tenían “competencia de pedos” para ver quien podía atravesar el aire con mayor duración y sonido. El físico griego, Hipócrates declaró que “Pasar gas es necesario para el bien estar”.
10. La cita más antigua en la historia en un chiste de pedos
El profesor, Paul McDonald de la Universidad de Wolverhampton etiquetó un chiste sumerio de 1900 AC como la cita más antigua recordada. El chiste, aunque un poco aburrido, es el siguiente:
“Algo que nunca debió ocurrir desde tiempo inmemorables; una joven mujer no se debió haber tirado un pedo en el regazo de su marido”.
11. Pedos están por toda la historia de la literatura
A pesar de la revolución moderna por las flatulencias humanas —es un tópico tan tabú, podría ser calificado como una forma de pornografía —maestros de la literatura antigua no sufrieron tales censuras. Reconocidos literatos que mencionaron tirarse pedos, incluyendo Shakespeare (5 veces en una obra), Jonathan Swift (quien escribió en 1722 un ensayo titulado “El beneficio de tirarse pedos explicado“), Geoffrey Chaucer (su Cuentos de Canterbury incluye una línea de un hombre que “deja volar un pedo tan sonar que pareciera ser un trueno”), Dante Alighieri (su Inferno menciona un demonio que usa “su trasero como una trompeta), y el Padre Fundador Ben Franklin, quién escribió un ensayo titulado “Tirarse un pedo orgullosamente“.
12. Hitler tenía un gas terrible
No solo fue el famoso dictador Nazi un monstruo de la velocidad, también sufrió de hepatitis y calambres estomacales, cuales le dieron una condición de flatulencia crónica para la cual él tomaba 28 medicamentos diferentes. Es casi seguro que nadie se quejó con Hitler sobre su olor.
13. Inhalar pedos puede ser saludable
De acuerdo a investigadores de la Universidad de Exeter, inhalar pequeñas cantidades de sulfuro de hidrógeno -el mismo gas que hace los pedos fétidos- puede revertir el daño mitocondrial y ayuda a prevenir demencia, cáncer y ataques al corazón.
14. Tirarse pedos después de la muerte
Por unas tres horas después de morir y antes de rigor mortis, el cuerpo humano continua tirándose pedos.
15. Casi mitad de las mujeres se han tirado un pedo mientras tienen sexo
De acuerdo a un estudio de la Universidad de California San Francisco-East Bay, el 43% de las mujeres en sus encuestas dijeron haber experimentado “incontinencia flatulenta” durante el acto sexual, sin embargo esto no las detuvo de tener sexo.